viernes, 30 de agosto de 2013

Educando emociones

Fruto de una disfrutada conversa en el trabajo hoy reaparece la reflexión en la que me he visto envuelta las ultimas semanas gracias a que  por diferentes vías, artículos y documentos me he ido metiendo en la validación y la regulación emocional. Me quedo centralmente hoy con el foco de la capacitación emocional
que como padres podemos brindar a nuestros hijos desde la lectura de lo que John Gottman propone en su libro “Los Mejores Padres”, en el que describe lo que según sus investigaciones es La Clave para educar niños emocionalmente inteligentes, entregando formas prácticas y concretas de cómo acompañar a nuestros hijos en el descubrimiento y manejo emocional. Los efectos son claros, los padres que participan activamente en educar a sus hijos en el mundo emocional les regalan una mayor flexibilidad, y si bien siguen experimentando las mismas emociones, tienen mas sentimientos positivos y menos negativos, y aprenden la caapacidad de calmarse a si mismos.

Me parece que esto es central, cuántas veces, por diferentes y muy validas razones, cansancio, historia personal o simplemente por desconocimiento de que hacer frente a un niño invadido por una emoción intensa, cometemos el error de trivializar, ignorar o intentar cambiar el foco de atención de esa emoción, u otras simplemente emitimos una critica de la misma? Que transmitimos con esto? El niño asume que lo que siente NO ES VALIDO, y va a prendiendo a dudar de lo que siente y percibe, dando mayor valor a lo que siente o percibe el otro para relacionarse con el mundo, educamos así niños inseguros y con muy mal manejo de su mundo emocional.

Me quedo en la reflexión de manejo emocional que nosotros mismos tenemos como adultos, de emociones intensas que también nos invaden y que tenemos muchas veces dificultades para regular, y vuelvo a esto que se hace con los niños hoy, cuando al verlos desregulados o con una emoción intensa se les  exige un “tiempo fuera” y se les pide que evalúen lo que pasó o se “autoregulen”. Me pregunto si esto será realmente posible de lograr sin ayuda y acompañamiento, me imagino el dolor que debe aparecer al ser dejado solo, “pensando”, con escasas herramientas para hacer esto proceso solo, invadido por una emoción intensa, y me aparece la sospecha que ese niño debe sentir una tremenda soledad y sensación de no ser comprendido.  Cuando intentamos comprender la experiencia emocional de nuestro hijos se sienten apoyados, cuando guardamos las criticas, no minimizamos sus sentimientos ni tratamos de distraerlos nos abren las puertas de su mundo y confían en nosotros.

Ref: Libro Los mejores padres, de John Gottman

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